“... Aferraos a la cuerda de Dios todos juntos, y no os dividáis ...” (Corán 3:103)

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Dios reveló al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su Familia):

“¡Vosotros que creéis! Guardaos ante Dios con la debida guardia y no muráis sin estar entregados. Aferraos a la Cuerda de Dios todos juntos y no os dividáis. Recordad el favor de Dios para con vosotros cuando erais enemigos: Él concilió vuestros corazones y por su Gracia os habéis hecho hermanos; estabais al borde del hoyo del fuego y os salvó de él. Así os explica Dios sus signos, para que os encaminéis”. (Corán, 3:102-103)

Estas aleyas tratan de varias ideas que están interrelacionadas, las principales de las cuales son taqwa, o sentir reverencia por Dios, la Cuerda de Dios (hablu’llah) y la importancia de la unidad.

Taqwa tiene varios rasgos de significado. Quiere decir temer algo, estar precavido, tener cuidado, estar atento, cauteloso o preparado, guardarse de algo o prestar atención y ser consciente. Por tanto, cuando se les dice a los creyentes “ittaqu’llah”, se puede entender en dos niveles: se nos dice que “nos guardemos de las cosas malas” pero también que “seamos conscientes de Dios, de la presencia de lo Divino”.

En la literatura del Tafsir (o comentario coránico), muchos intérpretes hablaron de lo que puede significar. Entre las muchas interpretaciones, vemos que para algunos quiere decir “abstenerse de la ignorancia, la negligencia y la desobediencia”. Al Imam Ja‛far al-Sadiq (la paz sea con él) le preguntaron que significa “Guardaos ante Dios con la debida guardia”, y dijo: “Consiste en obedecer [a Dios] y no rebelarse, recordarle y no olvidarle, agradecerle y no serle desagradecido.” Para los sufíes, quiere decir aceptar a Dios como nuestro protector con el fin de guardarnos de la peor parte de nosotros mismos, y buscar la luz de Dios por Su pura generosidad, más que para conseguir una recompensa por ser obedientes.

Se atribuyen estas palabras al Imam Ja‛far al-Sadiq: “El culto (‛ibada) es de tres tipos: algunos adoran a Dios porque le temen y ese es el culto de los “esclavos”; otros adoran a Dios (Bendito sea el Altísimo) para recibir recompensas, y ese es el culto de los “comerciantes”; pero otros adoran a Dios Todopoderoso por amor; ese es el culto de los “libres”, y es el culto más excelente.”

Rabi‛a de Basra, la conocida sufí del siglo VIII, es famosa por haber exclamado: ¡Señor! Si te adoro por miedo al infierno, ¡quémame en él!, y si te adoro con la esperanza del paraíso, ¡exclúyeme de él! Pero si te adoro por Ti mismo, ¡no me retires tu Eterna Belleza!

Podemos preguntarnos: ¿Cómo se puede manifestar la reverencia? Lo podemos hacer mediante el cultivo de una actitud y conducta correctas. Un dicho atribuido a Hazrat Alí reza: “La persona más débil es la que puede corregir sus defectos, pero no lo hace”.

La revelación del Corán utiliza a menudo imágenes metafóricas: “Aferraos a la Cuerda de Dios todos juntos y no os dividáis”. Numerosas generaciones de estudiosos musulmanes, tanto shi‛íes como sunníes, literalistas o sufíes, se han hecho la pregunta: ¿Qué es la Cuerda de Dios? Todos concuerdan en que la cuerda es lo que manda Dios desde lo alto y que nos conecta a nosotros, en este mundo, con Él. Pero los estudiosos propusieron interpretaciones diferentes: algunos dijeron que significa un vínculo o un pacto entre Dios y toda la humanidad; otros dijeron que se refiere a religión y sus mandatos y prohibiciones; y otros dijeron que la cuerda de Dios es su revelación del Corán al Profeta Muhammad. Algunos sufíes dicen que se refiere a la íntima conexión que puede tener cada individuo con la Verdad divina si purifican sus almas.

El la tradición shi‛í, aferrarse a la Cuerda de Dios quiere decir seguir el Tawhid (la creencia que Dios es Uno) y la Walaya (devoción al Imam de la familia del Profeta, la Ahl al-Bayt). Se han transmitido muchas narraciones para ilustrar este punto. Por ejemplo, el Imam Zayn al-‛Abidin contó esta narración: “Un día el Mensajero de Dios estaba sentado con sus compañeros en la mezquita. Vino un hombre, se sentó, saludó al Profeta y preguntó: “Mensajero de Dios, he oído las palabras que ha revelado Dios: “Aferraos a la Cuerda de Dios todos juntos y no os dividáis”. ¿Qué es esa cuerda a la que Dios nos ha mandado aferrarnos y no separarnos de ella?” El Profeta se inclinó un largo rato; después levantó la cabeza y señaló con la mano a Hazrat Alí [otra versión dice que tomó la mano de Alí] diciendo: “Esta es la Cuerda de Dios, el que se aferra a ella será protegido por ella en este mundo y no se extraviará en el más allá. Entonces el hombre dio un salto hacia Alí y le dió un abrazo por detrás mientras decía: “Me aferro a la Cuerda de Dios y la cuerda de Su mensajero”, y se levantó y se fue. [Otra versión añade que entonces dijo el Profeta: “El que quiera echar una mirada a los habitantes del paraíso, que mire a ese hombre”].

Otra aleya de la misma azora (Corán, 3:312) dice que hay “una cuerda de Dios y una cuerda de la gente”. Se dice que el Profeta mismo lo interpretó como queriendo decir “la cuerda de Dios es su Libro (Kitab), y la cuerda de la gente es mi heredero (Wasiyy)” [es decir, Alí].

El Imam Muhammad al-Baqir dijo: “Protegidos están los que se adhieren a la Cuerda de Dios, y la Cuerda de Dios es el Corán, el cual guía hacia el Imam, por eso Dios ha dicho: “Este Corán guía a lo que es más recto” (Corán, 17:9). El Imam al-Baqir también dijo: “La Familia de Muhammad (Aal-i Muhammad), que las bendiciones de Dios (salawat Allah) sean con ellos, son la Cuerda Firme de Dios a la que nos ha mandado aferrarnos”. Finalmente, el Imam Ja‛far al-Sadiq dijo: “Nosotros somos la Cuerda de Dios”.

El Corán recalca que debemos aferrarnos a la cuerda juntos, unidos y no divididos, como una hermandad global, apoyando al Imam del Tiempo no solo trabajando por la unidad del Jamat, sino también promoviendo lo que él ha llamado “una humanidad común”.