Erase una vez, unos viajeros que venían de la India trajeron consigo una criatura muy extraña para exhibir en una feria. Una gran multitud se reunió alrededor de la tienda de campaña donde la custodiaban. Al poco rato se dejo entrar a un grupo de personas a la tienda, tal era la euforia que algunos hasta contenían la respiración, pero una vez dentro no pudieron ver nada, porque la tienda estaba a oscuras. ¡Que decepción! habían esperado tanto tiempo para ver al animal … y como no podían ver a la criatura, comenzaron a tocarla con las manos.
Una señora mayor palpó algo plano, delgado y ancho y como le parecía que se movía de un lado a otro, exclamó "Este animal se parece mucho a un abanico".
Dos niñas se inclinaron y tropezaron con algo grueso y sólido, parecía redondo como el tronco de un gran árbol así que dijeron "Esta criatura tiene forma de columna",
Un niño pequeño extendió las manos, sintió algo largo y redondo con forma de tubo y dijo "Esta criatura me recuerda a una tubería de agua".
La multitud comenzó a discutir. Cada uno pensaba que tenía razón y que los demás estaban equivocados. Entonces alguien entró en la tienda con una vela encendida. Al ver la criatura que tenían delante no daban crédito a sus ojos: ¡Era un elefante! Todo ese tiempo habían palpado partes diferentes del elefante, así que no era de extrañar que no se pusieran de acuerdo entre ellos.
Esta historia nos ayuda a entender como nuestras percepciones individuales pueden derivar en malentendidos y nos enseña que hay que tener una mentalidad abierta y estar dispuestos a considerar otros puntos de vista.
Fuente:
A Fountain of Stories, The Institute of Ismaili Studies, London: Islamic Publications