Un cuento sufí que nos recuerda que todo llega en el momento oportuno

 

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Rabiya, una gran mística sufí, iba por la calle por la que solía pasar todos los días de camino al mercado, porque al mercado iba todos los días a proclamar la verdad que ella había alcanzado. Y durante muchos días había estado observando a un místico, un místico muy conocido, Hassan, sentado ante la puerta de la mezquita, rezando a Dios: “¡Dios, abre la puerta! ¡Por favor, abre la puerta! ¡Déjame entrar!".

Rabiya no pudo tolerarlo aquel día. Hassan lloraba, le caían lágrimas y gritaba una y otra vez: “¡Abre la puerta! ¡Déjame entrar! ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no escuchas mis plegarias?".

Todos los días ella se reía, siempre que oía a Hassan se reía; pero hoy era demasiado. Lágrimas ... Hassan lloraba de verdad, lloraba, lloraba a lágrima viva. Ella se acercó, sacudió a Hassan y le dijo: “¡Déjate de tonterías! La puerta está abierta, de hecho ya estás dentro".

Hassan miró a Rabiya, y ese momento se convirtió en un momento de revelación. Mirando a Rabiya a los ojos, se inclinó, le tocó los pies y dijo: “Has llegado a tiempo; ¡si no, habría llamado toda mi vida! Llevo años haciendo esto: ¿dónde has estado antes? Y sé que pasas por esta calle todos los días. Me habrás visto llorando, rezando".

Rabiya dijo: “Sí, pero la verdad sólo puede decirse en un momento determinado, en un espacio determinado, en un contexto determinado. Estaba esperando el momento oportuno, maduro. Hoy ha llegado; por eso me he acercado a ti. Ayer, si te lo hubiera dicho, te habrías sentido irritado, incluso te habrías enfadado. Habrías reaccionado de manera antagonista; me habrías dicho: 'Has perturbado mi oración', y no está bien perturbar la oración de nadie".

Ni siquiera el rey puede perturbar la oración de un mendigo. Incluso si un criminal, un asesino, está rezando en países musulmanes, la policía tiene que esperar hasta que termine su oración, sólo entonces puede ser capturado. No se debe perturbar la oración.

Rabiya le dijo: “ Yo había querido decirte esto ‘Hassan no seas necio, la puerta está abierta, de hecho, ¡ya estás dentro!’ Pero tuve que esperar al momento oportuno.”

Fuente: Sofoarchon.com