Tanto las tradiciones religiosas judeo-cristianas como las orientales, e incluso las civilizaciones antiguas, contienen multitud de referencias sobre conmemoraciones de acontecimientos determinados. Se suele afirmar que esos eventos están asociados a festividades, ritos, rituales y ceremonias. Algunos autores han llegado incluso a sugerir que el simbolismo subyacente de los ritos, rituales y prácticas de los antiguos constituye el tejido mismo de su mitología, que funciona para hacer inteligible el enigma de la existencia.
En el Islam en particular, las fiestas más importantes son el ‘Id al-Ádha*, el ‘Id al-Fitr*, el ‘Id Milád an-Nabí* y además, entre los shiíes, el ‘Id Gadír* y la celebración de los cumpleaños de los Imames. La importancia de estas celebraciones radica en que ayudan a la formación de la identidad de las diversas ramas y tariqas del Islam a la vez que mantienen, por supuesto, su compromiso con los principios centrales de la fe islámica.
Este artículo aborda este tema desde el punto de vista del significado del cumpleaños del Imam en la vida de los murides, en lo que se refiere a su amor y devoción por el Imam y viceversa.
El término ‘Salgirah’ es de origen persa. ‘Sal’ significa ‘año’ y ‘girah’ significa nudo y, por lo tanto, Salgirah significa literalmente ‘nudo de aniversario’ que se hace en una cuerda guardada para ese propósito. Los ismailíes celebran este evento con gran alegría y evidente devoción en la fecha del nacimiento del Imam actual y vivo. Además, los miembros de la comunidad pueden celebrar Salgirah en cualquier fecha que especifique el Imam y esta no tiene por qué ser necesariamente la fecha real de su nacimiento físico.
Respecto a Salgirah encontramos referencias en este Farman Mubarak*:
“... Os habéis reunido hoy aquí para desearme feliz cumpleaños y para reafirmar vuestra lealtad y amor hacia vuestro Imam. Siento una profunda y pura felicidad por estar con vosotros en esta celebración; todos mis pensamientos, todas mis esperanzas y todas mis oraciones están dedicados a vosotros … En este feliz día me alegro de estar con mis hijos espirituales y de saber que su fuerza espiritual y moral es tal que les permite beneficiarse de muchos más bienes mundanos, sin abandonar el recuerdo de, y la sumisión a, ‘Aquel de Quien Hemos venido y a Quien volveremos’ ”.
(Darbar* de Salgirah, Karachi, 13 de diciembre de 1964)
El Farman Mubarak citado aclara varias cuestiones. Por un lado, el cumpleaños del Imam es una ocasión de felicidad tanto para él como para sus hijos espirituales. Ese regocijo nace del hecho de la fuerza espiritual y moral de los hijos espirituales que están inmersos en el constante recuerdo de, y sumisión a, Dios incluso mientras siguen esforzándose por mantener su progreso material.
Conviene aquí expandir el concepto del Imamato como algo que tiene como núcleo la guía espiritual, como dice Mawlana Hazir Imam en el mismo Farman Mubarak:
“Durante cientos de años mis hijos espirituales han sido guiados por la cuerda del Imamato; habéis recurrido al Imam de esta Era en busca de consejo y ayuda en todos los asuntos y, mediante el inmenso amor y afecto de vuestro Imam por sus hijos espirituales, su Nur* os ha indicado a dónde y en qué dirección debéis dirigiros para obtener satisfacción espiritual y mundana ...”.
En relación con la dirección que debemos tomar para obtener satisfacción espiritual y mundana, se puede observar en lo que Mawlana Hazir Imam ha llamado “la dualidad de la vida que vivimos”, refiriéndose a las dos responsabilidades “que se os asignan el día en que nacéis – las responsabilidades de cumplir con vuestras vidas material y espiritual …”.
(Bombay, 27 de noviembre de 1973)
En el cumplimiento de las responsabilidades materiales y espirituales en las formas prescritas, reside el esfuerzo por seguir el camino de Dios. Además, el cumplimiento de esas responsabilidades por parte de un individuo no es algo que beneficie sólo a ese individuo o a su propia familia inmediata. De hecho, es algo que contribuye a la mejora de las condiciones generales del jamat, y a la inversa, el incumplimiento de esas responsabilidades daña no sólo al individuo y a su familia, sino que también daña al jamat.
La tariqa ismailí, que ve el Islam como una forma de vida integral que abarca todos sus diversos aspectos, requiere que la guía recibida abarque la totalidad de los aspectos de la vida, no solo
a nivel individual sino también a nivel colectivo. Además, lo que los ismailíes buscan en el Imam de esta Era* no es solo guía o consejos, sino también ‘ayuda’ en todos los asuntos:
“Desde el 11 de julio de 1957, mis objetivos y ambiciones se han dedicado a ayudar y a guiar a mis hijos espirituales en asuntos espirituales y mundanos …”.
(Darbar de Salgirah, Karachi, 13 de diciembre de 1964)
Los aspectos centrales de la guía, la dirección y el apoyo a la humanidad por parte de Dios han sido consagrados en el Sagrado Corán, donde encontramos referencias explícitas a los ulil-amri* (azora* 4 versículo 59) y al Imam Mubin* (azora 36 versículo 12). En consecuencia, la obediencia a Dios, al Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él y su familia) y a los ulil-amri constituye una cuestión fundamental en la comprensión ismailí de la fe y su cumplimiento.
En consonancia con esta posición se encuentra el aspecto complementario de la devoción y el amor hacia el Imam por parte de los murides. El Cadí* Nu‘mán dice en el segundo Majlis* de su libro titulado Código de conducta para los seguidores del Imam:
“Dios el Grande ha dicho a Muhammad Su Profeta (que la paz sea con él y sus descendientes): ‘Di [a la gente]: No os pido que me paguéis [por guiaros] recompensa alguna excepto vuestro amor por mis familiares y amigos’ (azora 42 versículo 23). Cuando se le preguntó al Mensajero de Dios quiénes eran sus parientes y amigos, respondió: ‘Ali, Fátima, Hasán y Husain’. Dijo además: ‘Quién les quiere a ellos me quiere a mí. Quién les odia, me odia a mí. Nadie excepto un muʾmin* ama a Alí y nadie excepto un hipócrita odia a Alí’. Se dice que en tiempos del Profeta, los mu’mines no podían distinguirse de los hipócritas en nada excepto por su amor por Ali. El Profeta ordenó y exhortó a sus seguidores a amar a Alí, y Dios lo ordenó como un deber para los musulmanes en general …”.
El Cadí Nu‘mán cita al Imam Muhammad al-Báqir (Libro de la Fe, traducido por A.A.A. Fyzee, pp. 82-83) cuando le decía a Ziyád al-Ásuad:
“Gloria a Dios ¿Qué es la religión sino el amor? Dios Todopoderoso ha dicho en Su Libro: ‘Él os ha hecho querer la fe y la ha embellecido en vuestros corazones’ (azora 49 versículo 7) y también ha dicho: ‘Di (a la gente, Oh Muhammad): si amáis a Dios, seguidme y Dios os amará’ (azora 3 versículo 31)”.
Al relatar otro episodio, el Cadí Nu’mán escribe:
“Un hombre se acercó al Imam Yá’far al-Sádiq y le habló de otro hombre que había muerto recientemente y le dijo: ‘Oh hijo del Mensajero de Dios, el difunto os tenía en gran estima [a la gente de la Casa] y os amaba sinceramente”. El Imam dijo: ‘Todo aquel que nos ama estará con nosotros en el Día de la Resurrección. Estará bajo nuestra protección y será nuestro compañero en todas nuestras estaciones [en el Paraíso]. Lo juro dos veces por Dios: Dios purifica el corazón de todo aquel que nos ama’...”.
En otras palabras, en conformidad con la posición de mando del Imam en cuanto a la Guía, la Benevolencia y la Autoridad, él requiere no sólo la obediencia de los fieles sino también su amor y devoción.
Por otro lado, el profundo amor del Imam por sus hijos espirituales se expresa en el siguiente Farman Mubarak:
“ … Cuando me vaya esta tarde quiero que recordéis dos cosas. Una, que me llevaré en el corazón el recuerdo de todos y cada uno de vosotros, el rostro de todos y cada uno de vosotros. En segundo lugar, que mi amor por mi jamat es mucho más fuerte que el vuestro por mí y quiero que recordéis eso ... Cuando me vaya, todos y cada uno de vosotros estaréis en mi corazón, en mis oraciones, en mis pensamientos y también que seáis fuertes porque debéis recordar que el Imam os ama más, mucho más de lo que podáis amarle jamás y debéis ser firmes a sabiendas de esto”.
(Karachi, 26 de diciembre de 1964)
Esto indica la profundidad del amor del Imam por su Jamat. Por lo tanto, se puede recalcar que la centralidad del amor del murid por el Imam hace posible la fe y hace que los actos de oración, devoción y piedad sean tan importantes como significativos.
En un día como Salgirah, el murid reexamina su bay‘a* original, su amor y devoción por el Imam de esta Era y los reafirma, dando así una orientación adecuada a su vida.
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Fuente: # “Salgirah”, artículo de Farouk Esmail, Revista ‘Ilm, volumen 11 número 3/4, diciembre 1987 – marzo 1988, pp. 1-4. Traducción y glosario de términos, Omar Alí-de-Unzaga.
* ‘Id al-Ádha = La fiesta del sacrificio [de Abraham]. ‘Id al-Fitr = La fiesta del fin del ayuno [de ramadán]. ‘Id Milád an-Nabí = la fiesta del nacimiento del Profeta [Muhammad]. ‘Id Gadír = la fiesta de Gadír [Gadír Jumm fue el lugar en el que el Profeta declaró a Alí como mawlá [señor/maestro y por tanto como su sucesor]. Murid: seguidor [del Imam]. Farman Mubarak = Farman: edicto, Mubarak: bendito. Darbar = asamblea que conmemora un evento especial. Nur = luz [divina]. Ulil-amri = los que tienen autoridad [es decir, los Imames]. Imam Mubin = Guía Manifiesto. Azora = capítulo del Corán. Cadí = juez. Majlis = sesión. Muʾmin =creyente. Bay‘a/bay‘at = juramento de fidelidad. Imam de esta Era = Imam al-Asr.