Bismillah-ir-Rahman-ir-Rahim
Sus Altezas,
Excelencias,
Ilustres invitados,
Señoras y señores,
As-Salaam-Alaikum.
Quisiera comenzar expresando mi gratitud por invitarme a intervenir hoy a Su Alteza el Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, Vicepresidente y Primer Ministro de los EAU y Gobernante de Dubái, y a Su Excelencia Omar Sultan Al Olama, Director General de la Oficina del Primer Ministro, Secretario de Estado de Inteligencia Artificial, Economía Digital y Aplicación del Trabajo a Distancia de los EAU, y al Director Gerente de la Organización Mundial de Cumbres Gubernamentales.
Desde su fundación hace una década, esta cumbre ha permitido el intercambio de ideas para hacer avances en una serie de complejos y profundos retos mundiales. Los invitados aquí presentes tienen el poder de influir en acontecimientos, de realizar grandes cosas y de conformar el futuro, y es un privilegio unirme a ellos en esta cumbre.
Nos hallamos aquí para entablar un diálogo concreto y continuado sobre las complejidades y las disyuntivas de dichos avances, porque sólo a través del diálogo podemos garantizar que tomamos decisiones sensatas y bien fundadas para la mejora de todas nuestras sociedades.
Desde esta óptica, como presidente del Comité de Medio Ambiente y Clima de la Red de Desarrollo Aga Khan, me gustaría hablar de la urbanización del mundo en vías de desarrollo, con el cambio climático como telón de fondo.
La gente se está desplazando como jamás lo había hecho antes. Nos estamos convirtiendo rápidamente en un mundo urbano. Y la escala y el ritmo de este cambio son sobrecogedores. Se estima que a mediados de este siglo ocho de cada diez personas vivirán en ciudades, y gran parte de esta urbanización tendrá lugar en el mundo en desarrollo.
La forma que tengamos de planificar, diseñar y gestionar las ciudades del mundo en desarrollo será de vital importancia, tanto para nuestro frágil planeta como para la humanidad.
En esta época de rápida – y a menudo no planificada – urbanización, me gustaría destacar tres áreas particularmente abrumadoras para nosotros en cuanto a su desafío, ahora y en el futuro: infraestructura, salud y emisiones.
En primer lugar, las infraestructuras. A medida que las ciudades se expanden rápidamente, existe el riesgo de que sus infraestructuras se queden muy a la zaga con respecto a las crecientes necesidades de su población, y que la expansión no se produzca de forma sostenible desde el punto de vista medioambiental.
Si queremos tener alguna posibilidad de mitigar el calentamiento global, debemos situar las infraestructuras limpias en el núcleo del proceso de diseño y desarrollo urbano. Esto significa diseñar edificios que reduzcan al mínimo la ganancia o la pérdida de calor, utilizar materiales de construcción ecológicos y paneles solares en los tejados en todas las construcciones futuras, dar prioridad a los carriles para peatones y ciclistas y garantizar un transporte público seguro, rápido y fiable que funcione con energías limpias, entre otros imperativos. En esencia, situar la sostenibilidad como centro de nuestra infraestructura urbana, debe convertirse en un requisito básico a medida que avanzamos.
En segundo lugar, la salud. A lo largo de los últimos siglos, los habitantes de las ciudades se han beneficiado de un mejor acceso a la educación y a la sanidad, de la mejora de las condiciones de vida y de intervenciones específicas en materia de salud pública.
Sin embargo, hoy en día, ese beneficio es menos evidente, ya que cientos de millones de habitantes de las ciudades carecen de un saneamiento adecuado o de acceso a agua limpia, se ven amenazados por el estrés térmico, la contaminación atmosférica o sufren los efectos de enfermedades transmitidas por el aire y el agua, todo ello exacerbado por el cambio climático.
El reconocimiento de estos hechos y la elaboración de políticas y servicios públicos para hacerles frente serán cada vez más importantes.
Por último, las emisiones. Aunque nuestras ciudades sólo representan el 3% de la superficie terrestre, son responsables del 80% del consumo energético y de al menos el 70% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
Dado que las ciudades desempeñarán un papel tan importante en las próximas décadas, no sólo deben anticiparse y adaptarse al cambio climático, sino también contribuir a mitigarlo.
Debemos reducir rápida e intencionadamente las emisiones de gases de efecto invernadero de los centros urbanos, así como utilizar todas las soluciones disponibles para reducir los gases de efecto invernadero ya emitidos ... y, en este sentido, la investigación y la tecnología ofrecen enormes posibilidades para lograr esa reducción, si cuentan con el apoyo de gobiernos, empresas y sociedad civil, comprometidos e instruidos, que trabajen conjuntamente.
Entonces, ¿cómo garantizar que en el futuro el diseño global de las ciudades incorpore resiliencia y una base sostenible?
A nivel medioambiental, debemos garantizar la producción de energía y que los recursos naturales y el suelo se utilicen de manera sostenible.
Y, a nivel gubernamental, es clave un liderazgo fuerte y una gestión competente. Necesitamos planteamientos integrados en materia de planificación urbana y diálogo para tomar decisiones acertadas.
En estos dos niveles – medioambiente y gobierno – el poder de la cooperación será primordial. Gobierno, empresas y sociedad civil deben trabajar juntos para lograr el mejor futuro posible para nuestras ciudades.
En la Red de Desarrollo Aga Khan (AKDN) tenemos experiencia de primera mano del valor de una colaboración fructífera entre gobierno, empresas y la sociedad civil.
Desde hace varias décadas AKDN se ha comprometido a preservar, restaurar y desarrollar el entorno urbanístico: edificios históricos y lugares públicos de significancia funcional y cultural.
Nuestro trabajo se basa siempre en la ética y tradición islámicas. El Corán nos enseña que, en virtud de ser la creación más noble de Dios, la humanidad tiene encomendada la custodia de todo lo que hay en la Tierra, y que cada generación debe dejar a las siguientes un entorno social y físico sano y saludable.
Salvaguardar el medio ambiente, el cuidado de la naturaleza, el reparto de los recursos, el reconocimiento de la belleza como una bendición divina y una ética medioambiental, son los principios que guiaron la planificación de las primeras ciudades musulmanas.
En nuestros esfuerzos presentes el objetivo no ha sido simplemente honrar los hitos culturales del pasado, sino también crear una base medioambientalmente sostenible que permita un progreso económico y social.
Un ejemplo de esta labor es el proyecto del Parque Al-Azhar de El Cairo. Creado en el lugar que ocupaba un vertedero de basuras, su finalidad era crear un nuevo espacio que contribuyera significativamente a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la capital.
El Parque se inauguró en 2005 como parte de una iniciativa extensa de rehabilitación urbana, que ha proporcionado a la zona servicios educativos y sanitarios, restauración de monumentos, mejora de infraestructuras, formación profesional y microcréditos.
Como resultado del proyecto, hemos constatado que los ingresos familiares han aumentado un tercio más deprisa que en otras zonas del Viejo Cairo, las tasas de alfabetización han subido un 25% y más de 20 millones de visitantes han disfrutado del parque hasta la fecha.
El parque, que ocupa 81 acres en una metrópolis densamente poblada, es un lugar donde los ciudadanos pueden disfrutar de una belleza serena, refugiarse del calor estival y respirar aire puro en medio de una vegetación que absorbe el equivalente a 750 toneladas de dióxido de carbono al año.
Es un magnífico ejemplo de lo que una colaboración basada en la sostenibilidad, puede suponer para las poblaciones urbanas. Esperamos poder compartir nuestra experiencia con más socios en el futuro, para ayudar a crear entornos en los que puedan prosperar las poblaciones urbanas, en armonía con el medio natural.
Damas y caballeros, este foro de la Cumbre Mundial de Gobiernos, es una oportunidad fantástica para elevar nuestras ambiciones comunes, compartir grandes ideas e inspirar acciones positivas en el diseño global de ciudades para construir un futuro mejor, más armonioso y más sostenible medioambientalmente, tanto para la humanidad como para nuestro planeta.
Es un verdadero honor formar parte de la redacción de este próximo capítulo.
Muchas gracias.