El Cid Campeador, considerado tradicionalmente como el héroe castellano ejemplar, vivió con musulmantes durante años y vistió indumentaria producida bajo dinastías musulmanas

Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099 EC*) – nacido en Burgos y muerto en Valencia (enterrado en la catedral de Burgos) – más conocido por el sobrenombre de El Cid Campeador, ha sido considerado tradicionalmente como el paradigma de héroe castellano. Sus gestas – hazañas guerreras – se plasmaron en el Cantar del Mio Cid (escrito alrededor del año 1200 EC, autor anónimo), primer gran poema de la literatura castellana (consta de 3735 versos). Aunque el Cantar inventa y mitifica personajes y episodios que no sucedieron, es una obra crucial en la literatura española y presenta al Cid como un caballero ejemplar con valores de serenidad, mesura, templanza, dignidad y fidelidad a la corona castellana; por mucho tiempo esta imagen ha hecho mella y fascinado al imaginario colectivo. Tanto es así que el personaje del Cid, durante siglos, se convirtió en un símbolo, en un mito de la `reconquista´ (la lucha entre gobernantes cristianos por conseguir el poder y las tierras de los musulmanes en la Península Ibérica).

 

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Actualmente, gracias a la labor de varios investigadores se ha esclarecido que hubo un Cid histórico, real y un Cid literario, héroe legendario y mitificado.

Sin embargo todavía se sigue estudiando el Cid literario del Cantar del Mio Cid en los colegios, y no la verdad del Cid histórico. La realidad del Cid histórico es que comenzó siendo un guerrero en las huestes de Sancho II rey de Castilla y después entró al servicio de Alfonso VI, rey de Castilla y León. Con el tiempo se convirtió en una importante figura política, no un mero personaje transfronterizo, sino alguien que hizo bandera del sincretismo, es decir que supo convivir y desenvolverse con soltura en dos culturas y religiones (señor feudal en contexto cristiano, protector y garante de las leyes en contexto islámico). Un hombre crucial en la compleja diplomacia de su tiempo, que discurría entre conflictos y alianzas en tierras dirigidas por reyes cristianos así como en tierras dirigidas por reyes musulmanes.

Además de liderar varios ejércitos (formados por musulmanes y cristianos), fue capaz de forjar alianzas y grandes amistades con varios gobernantes musulmanes de al-Andalus, tales como Al Mu‘tamid, rey de la taifa de Sevilla; Al Muqtadir y su hijo Al Musta‘in II, reyes de la taifa de Zaragoza y Al Qadir, rey de la taifa de Valencia, defendiendo sus intereses en diferentes contextos. También luchó contra la dinastía de los Almorávides (bereberes del Norte de África, 1162-1147 EC) que comenzaban a dominar tierras en al-Andalus y liberó Valencia de su asedio. Finalmente, el Cid llegó a ser – en los últimos años de su vida – el único gobernante de la taifa de Valencia, independiente de la Corona Castellano-Leonesa y de la Corona de Aragón, del Condado de Barcelona y de los Almorávides (García Fitz, 2019). La serie “Juego de tronos" parece una historia de niños comparada con el contexto real e histórico del Cid y el entresijo político del siglo XI CE en la Península Ibérica.

En este artículo me centro en el carácter de sincretismo del Cid, específicamente en cómo hubiera vestido el Cid en su época de madurez, teniendo en cuenta que siendo cristiano y castellano, convivió tres cuartas partes de su vida con musulmanes, su arte y cultura material.

En su época de juventud Rodrigo Díaz inicialmente recogió las parias (tributos que pagaban los reyes de taifas a los reyes cristianos para evitar la guerra; el pago se hacía en monedas y en objetos valiosos, especialmente textiles de seda y oro), en nombre de Alfonso VI. Durante los años que estuvo al servicio de los reyes de taifas fue remunerado con riquezas y agasajado con preciados regalos y en su posición como gobernante de Valencia ya era poseedor de un importante patrimonio.

No se ha preservado ninguna de las vestiduras del Cid. Sin embargo, en el Cantar del Mio Cid se mencionan los nombres árabes de sedas y tejidos preciados (producidos en el contexto islámico) que se usaban para decorar los palacios de los reyes musulmanes, así como los ricos textiles (hechos de seda y oro), en detalladas descripciones de la magnífica indumentaria que vestía el Cid. El Cantar menciona doce veces la capa del Cid – algunas veces simplemente con el término manto, otras veces, la mayoría, menciona el manto junto con términos árabes: mobatana, barragan, alifate, feruci, zoramen, adurra (Montaner, 2007).

A pesar de esta información, desde finales de la Edad Media la representación visual de la imagen del Cid en su época de madurez ha tendido a ignorar su multiculturalidad (presente tanto en El Cid histórico como en El Cid literario) empleando una iconografía simplificada y estandarizada, le ha vestido con una cota de malla (vestimenta de guerra hecha con aros de metal) y una capa lisa sobre los hombros, como vemos por ejemplo en la estatua del Cid en la ciudad de Burgos, así como en las numerosas ilustraciones en libros, cómics, series y eventos culturales que se centran en su figura.

Una inesperada e interesante excepción a esta tendencia generalizada la tenemos en la película americana EL CID (1961), producida por Samuel Bronston, dirigida por Anthony Mann, filmada en España y protagonizada por Charlton Heston en el papel del Cid y Sofia Loren en el papel de Jimena, esposa del Cid. Uno de los consultores académicos de la película fue el filólogo e historiador Ramon Menéndez Pidal, estudioso del Cantar del Mio Cid y de la historia del Cid, fue también editor de la enciclopedia titulada “Historia de España” hasta 1968, año de su muerte.

Menéndez Pidal conocía la riqueza de los textiles producidos durante las dinastías musulmanas que gobernaron en al-Andalus, porque un número considerable ha sido conservado en monasterios y colecciones reales en España. Seguramente, fue él mismo quien asesoró al productor de la película que vistiera al Cid con una capa inspirada en un tejido andalusí. El tejido de seda elegido como inspiración para la capa del Cid, en realidad formó parte de las vestiduras funerarias de Bernardo Calbó (1180-1242) Obispo de Vic (Cataluña), considerado como producción andalusí. Catorce fragmentos de este tejido se encuentran en el Museo de Vic y otros once fragmentos en el Museo de Arte de Cleveland.

Su iconografía consiste en hileras de grandes águilas bicéfalas (con dos cabezas) con las alas extendidas, que llevan una joya en cada pico y tienen dos cuadrúpedos bajo sus garras. Cada águila bicéfala está enmarcada por un óvalo de doble banda decorado y en las intersecciones entre óvalos hay medallones decorados. Aunque no sabemos si al ser confeccionado este tejido habría tenido una banda de caligrafía árabe como era usual en este tipo de telas, se le ha relacionado con otras piezas similares de producción almorávide que sí tienen inscripciones árabes (Shepherd 1952).

En comparación con los numerosos tejidos producidos bajo la dinastía Almorávide que se han conservado, muy pocos especímenes de producción taifa han llegado hasta nuestros días. Estos tejidos taifas serían seguramente lo que vistiera el Cid; sin embargo, en la época de Rodrigo Díaz de Vivar y en siglos precedentes, no fue inusual que la élite de los reinos cristianos usara los preciados textiles de sus rivales y los vistiera tanto en vida como en sus enterramientos. Tal es el caso del rey Alfonso VII, quien batalló contra los Almorávides, y regaló al menos dos textiles producidos bajo esta dinastía a su confesor y mano derecha San Juan de Ortega, quien los usó en ceremonias religiosas así como en sus vestiduras funerarias (Ali-de-Unzaga 2020). ¿Tal vez por esta razón Menéndez Pidal diera el visto bueno al uso de un tejido almorávide en la película, aun siendo los Almorávides rivales acérrimos del Cid?. ¿ O tal vez los fragmentos del Museo de Cleveland fueran accesibles al productor americano y sus diseñadores tuvieran más facilidad para ver la complejidad de la decoración?

¡Nunca lo sabremos!, sea como fuere, como ha argumentado David Porrinas (2018, 2019) “Rodrigo Díaz no sólo habitó en territorio musulmán una parte significativa de su existencia, sino que su relación con las gentes de esos ámbitos condicionó algunos aspectos esenciales de su biografía”. Ignorar este hecho supone ignorar una parte significativa de las relaciones entre cristianos y musulmanes en la historia de la Península Ibérica.


*EC= Era Común


Fuentes:

Ali-de-Unzaga, Miriam, "De medallones, halos y estética almorávide: revisión y nuevas aportaciones sobre las sedas almorávides de las vestiduras de San Juan de Ortega",  en Arqueología del al-Andalus Almorávide, ed. R. Azuar Ruíz (MARQ Museo Arqueológico de Alicante, 2020), pp. 103-138

García Fitz, Francisco, "Mio amigo es de paz, alianzas políticas entre cristianos y musulmanes en la Edad Media ibérica", Al-Andalus y la Historia, 2019
https://www.alandalusylahistoria.com/?p=1410

Montaner, Alberto, Cantar del Mio Cid. Edición crítica anotada, Barcelona, 2007

Porrinas, David, El Cid Campeador y los musulmanes, al-Andalus y la Historia, 2018
https://www.alandalusylahistoria.com/?p=752

Porrinas, David, El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra, 2019
https://www.despertaferro-ediciones.com/revistas/numero/el-cid-historia-y-mito-de-un-senor-de-la-guerra/

Shepherd, Dorothy, G., "The Third Silk from the Tomb of Saint Bernard Calvo," The Bulletin of the Cleveland Museum of Art 39, no. 1 (1952), pp: 13-14

 

Imágenes de archivo:

"Dos españoles en la Historia: El Cid y Ramón Menéndez Pidal" en la BNE: 4. El Cid, A. Mann, 1961, fragmento del NODO

https://www.youtube.com/watch?v=2SZ3vw-t8Rg
https://www.youtube.com/watch?v=lC6t-nUYpHQ
https://www.youtube.com/watch?v=axBVGBIQuUU