En 1957, el Príncipe Karim Aga Khan, que entonces era un estudiante de 20 años en Harvard, se convirtió en el Imam-del-tiempo al fallecer su abuelo, Mawlana Sultan Mahomed Shah. Al asumir el cargo, Mawlana Hazir Imam se comprometió a hacer todo lo posible para mejorar la condición material y espiritual del jamat. Pasó su primer año como Imam visitando jamats por el mundo entero. Ese mismo año, su majestad la Reina Isabel II le confirió el título de Su Alteza.
A lo largo de 1957 y 1958, las ceremonias conmemorativas del Takht Nashini (Ascensión al Imamato) tuvieron lugar en Dar-es-Salaam, Nairobi, Kampala, Karachi, Bombay y Daca. El jamat tuvo la oportunidad de rendir bayʿa (juramento de fidelidad), ofreciendo amor, lealtad y devoción al recién designado Imam-del-tiempo. Tras finalizar las ceremonias del Takht-Nashini, Hazir Imam regresó a Harvard para completar su licenciatura en Historia Islámica, demostrando así la gran importancia que concede a la educación.
Siendo joven al comienzo de su cargo, Mawlana Hazir Imam fue testigo de un periodo de gran inquietud e inestabilidad política con repercusiones directas en el jamat. Países de África y Asia luchaban por independizarse del dominio colonial o se estaban adaptando a su reciente independencia; al mismo tiempo, el conflicto ideológico entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, conocido como la Guerra Fría, configuraba el panorama geopolítico mundial.
El jamat de Asia Central se vio especialmente afectado por el dominio soviético, ya que el jamat tayiko estaba aislado del Imamato y de otros jamats de la región. La Guerra Fría también trajo consigo notables avances tecnológicos en el marco de la "carrera espacial" entre las dos superpotencias rivales del planeta.
A pesar de esta inestabilidad y cambio a escala global, la guía de Hazir Imam dio al jamat el coraje y la fe para superar la adversidad y emerger en un nuevo orden mundial con vigor y confianza. Su enfoque hacia la educación, permitió al jamat mirar hacia adelante y planificar el futuro de sus hijos y nietos.
Desde el comienzo, Hazir Imam se basó en la labor de su abuelo, consolidando y estableciendo nuevas instituciones de carácter contemporáneo para mejorar la calidad de vida de sus murides (seguidores) y de las comunidades en las que viven. Inauguró escuelas e instituciones educativas en África del Este y Paquistán, estableció programas de becas en Harvard para estudiantes musulmanes y estableció la Cátedra Aga Khan de Estudios Islámicos en la Universidad Americana de Beirut.
A principios de 1963, Hazir Imam también estableció en África del Este los Servicios de Promoción Industrial (IPS), para fomentar y ampliar el papel de la empresa privada en el mundo en desarrollo. En 1967, estableció la Fundación Aga Khan (AKF), la primera agencia de lo que sería la Red Aga Khan para el Desarrollo (AKDN). Este fue un paso importante para mejorar la sinergia entre las diversas actividades de desarrollo del Imamato, bajo una única estructura institucional. En todo momento, la labor del Imamato contó con el apoyo del jamat, que ofreció sus medios tanto materiales como de tiempo y conocimiento.
Al mismo tiempo, Mawlana Hazir Imam siguió recordando al jamat sobre la necesidad de mantener un equilibrio entre din y dunya (la religión y la vida de este mundo), ambos inextricablemente unidos. Esta es una enseñanza primordial que siguió destacando a lo largo de la década siguiente, marcada por la inestabilidad política en muchas zonas del mundo en desarrollo.
Enlace al artículo original en inglés:
https://the.ismaili/global/news/features/reflecting-65-years-imamat-part...