"El cambio climático es una gran amenaza para gran parte del mundo en desarrollo, y hay que observarlo con mucho celo," dijo Mawlana Hazar Imam en una entrevista para la revista Quartz en 2017.
Cuatro años después, la situación es aún más grave. Gobiernos, activistas y partes interesadas se reunieron para deliberar sobre la amenaza del cambio climático y hacer promesas para evitar más catástrofes.
El escenario fue la 26ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) que se celebró en Glasgow, Escocia (31 octubre - 13 noviembre 2021). Desde hace casi treinta años, los líderes y las partes se reúnen cada año para dar una respuesta global a la emergencia climática. La 26ª convocatoria fue aplazada un año debido a la pandemia de Covid-19.
Además de la conferencia oficial, se celebraron multitud de actos paralelos, cuyo objetivo era ayudar a concienciar sobre cuestiones medioambientales más amplias y fomentar la participación del público en la construcción de un mundo más sostenible. Uno de ellos fue un acto coorganizado por la Agencia Aga Khan para el Hábitat, el 8 de noviembre.
Aunque la amenaza del cambio climático no ha dejado de intensificarse en las últimas tres décadas, lo que lo convierte en un fenómeno relativamente nuevo, la noción de cuidar el medio ambiente tiene siglos de antigüedad.
En el Qur´an encontramos importantes orientaciones sobre la responsabilidad de los seres humanos de cuidar la creación de Dios: se nos aconseja vivir en armonía con el mundo natural que nos sostiene y nos da la vida, y no alterar el delicado equilibrio que encontramos en la naturaleza. Desde hace 1.400 años, los musulmanes profesan que los seres humanos son responsables de cuidar nuestro planeta y de velar por los recursos de la Tierra. Se trata de un principio importante - esbozado siglos antes de que se descubriera el cambio climático - que nos ayuda a comprender mejor nuestra relación con el mundo en el que vivimos.
Esta relación es de custodia de la tierra, más que de dominio sobre ella. Dios nos ha encomendado que leguemos un medio ambiente sano y sostenible a la siguiente generación. Como tal, todos los actos, grandes o pequeños, para cuidar el medio ambiente natural y construido están en consonancia con la ética del Islam.
Unirse y trabajar con otras personas e instituciones con intenciones similares puede tener el efecto de multiplicar los resultados. Por eso son tan importantes los eventos como la COP26. Constituyen un catalizador para fomentar la acción positiva generalizada.
Durante la conferencia, más de 100 líderes mundiales han prometido acabar con la deforestación para 2030. Por otra parte, más de 100 países firmaron un pacto para reducir los niveles de metano. Mientras tanto, la India se comprometió a ser un país con cero emisiones de carbono para 2070, y los países latinoamericanos han unido reservas para crear una amplia zona marina protegida.
Estas promesas son alentadoras, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer para detener el cambio climático y ayudar al medio ambiente. Las sociedades a través del globo también deben frenar la desaparición de la biodiversidad, reparar los ecosistemas naturales y proteger mejor los océanos. Sin esto, nosotros y nuestros hijos podríamos enfrentarnos a consecuencias devastadoras.
Pero aún hay esperanza. Todavía podemos restablecer el delicado equilibrio creado para nosotros. Podemos encarnar nuestro papel de custodios de la creación de Allah, y coexistir en armonía con el mundo natural. Podemos vivir de forma más sostenible y luchar por un futuro limpio y verde que beneficie a todos. El momento de actuar es ahora.
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Adaptado del artículo “Existing in harmony with our world” (the.ismaili 3/11/21)
https://the.ismaili/global/news/features/existing-harmony-our-world